Y llega a la entraña
una lluvia densa
que empapa los afanes.
Llega a los tuétanos
la humedad que encoge
y constriñe todo pulmón.
Llega la ola atlántica
de una morriña innata
al ser de otoño.
Y hay veces,
pocas veces,
en las que uno,
así en medida,
se derrama incontenible.