Cuando me descuelgo de las certezas
de lo que simulo ignorar
aparece el incomodo de descubrir
que uno se entera de aquello
con lo que no se cuenta.
Y no es aquello lo que hiere
sino la condición de imbécil
que se te adjudica.
Siendo norma por repetida,
duele ya la cuchillada
al roce reiterado.
Soy el tonto,
incómodo a veces
pero llevadero,
pintoresco en el berrinche
mientras se me hurtan razones
pues, qué más dará
lo que yo opine
si se hará a contrapelo,
quiera o deniegue.
de lo que simulo ignorar
aparece el incomodo de descubrir
que uno se entera de aquello
con lo que no se cuenta.
Y no es aquello lo que hiere
sino la condición de imbécil
que se te adjudica.
Siendo norma por repetida,
duele ya la cuchillada
al roce reiterado.
Soy el tonto,
incómodo a veces
pero llevadero,
pintoresco en el berrinche
mientras se me hurtan razones
pues, qué más dará
lo que yo opine
si se hará a contrapelo,
quiera o deniegue.
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