jueves, 28 de diciembre de 2017

LA FLOR QUE MUTA.

La desolada flor se asola,
se acidula y arrasa
el suelo sostén
y sus lombrices,
en renuncia
a la belleza primigenia
y sus aromas,
y la ternura de ayer
es hoy toxina,
ponzoña insalubre,
letal en tortura.

Como muta lo mutable
y perece lo perecedero
que se pretende eterno
y elevado de altar.

Como la caricia desuella
cuando el amor se nutre
de exenciones
y asunciones,
de pretensiones. 

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