viernes, 4 de noviembre de 2016

PALABRAS MOJADAS.

Con las palabras empapadas en miedo,
pesadas de lágrima muerta,
busco tenderlas a un sol que exista
y sólo hallo farolas de luz fría.

Pero estoy,
aun así aquí estoy,
sin mucho afán de ser
si no fuera porque debo,
por eso soy.

Serán las piedras del camino
o las que caen homicidas
desde detrás de cualquier muro.

Serán los jarros de agua fría,
los que nos despiertan agresivos
del ensueño de inmunidad.

Serán los rostros,
los atónitos,
los crecidos entre las manos,
modelados a caricias,
los que dicen la única verdad.

Y las palabras no secan,
y el miedo cala,
y las lágrimas muertas
mantienen el ácido vivo
incendiando cualquier mirada,
cualquier atisbo de ver ese sol
que nunca existe.

Queda la luz fría
de farolas condescendientes
y el trecho dilatado
para llegar a casa.

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