lunes, 15 de diciembre de 2014

Pánico.

Tanto llevar la frente marchita
por madrileñas parroquias
de la Magdalena virtuosa,
tanto arrastrar esqueleto
por pasillos de un tren
de madrugada,
con parada en ciudades
de peces perdidos,
a lomos de yeguas sombrías
con raído traje gris,
bombín de bufón amargo,
parche en el ojo
de viejo truhán,
como no iba el miedo
a tocarte la osamenta
en una noche de rosas con espinas.
Te robaron el mes de abril
o lo empeñaste,
canalla del verso
tan joven,
tan viejo.
Como no perdonarte,
si nos llevaste en volandas
por el callejón de los sueños rotos.
Si somos juez y parte,
todos, de tus mudanzas.

2 comentarios:

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