En el minuto siguiente
a una muerte,
a mano de hombre urdida,
se derrumban los pilares
de los foros milenarios,
todas las páginas
se tornan blancas
y el pentagrama es virgen
en el retorno a la quijada.
Mientras santas sean las tierras,
no hay lugar para el arado.
Si la tierra no es de hombres,
es de sangre el regadío.
En el minuto siguiente,
al siguiente minuto,
todo puede hacerse
habiendo manos
y voces libres
sin oración ni yunta
de bandera en mortaja.
En el minuto tercero,
rearmados en la idea,
podremos ser
lo pretendido.
a una muerte,
a mano de hombre urdida,
se derrumban los pilares
de los foros milenarios,
todas las páginas
se tornan blancas
y el pentagrama es virgen
en el retorno a la quijada.
Mientras santas sean las tierras,
no hay lugar para el arado.
Si la tierra no es de hombres,
es de sangre el regadío.
En el minuto siguiente,
al siguiente minuto,
todo puede hacerse
habiendo manos
y voces libres
sin oración ni yunta
de bandera en mortaja.
En el minuto tercero,
rearmados en la idea,
podremos ser
lo pretendido.
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