jueves, 27 de febrero de 2014

ENTRE DOS AGUAS

Impulsos suicidas tiene el duende,
desconsolado huérfano
de unos dedos de agua
nacidos entre corrientes
de sales milenarias.
Se seca la madera
de los mástiles trasteados,
agrietada la caja
sin el eco alado
de palomas de espuma.
En silencio se fue,
humilde y descalzo por la arena,
entre dos aguas bailaoras,
quien te dio nombre,
guitarra,
quien supo vestir de gala
el quebrado quejío
desde sillas de enea.
Único y eterno,
compás de carta celeste,
la música es más viuda
en un febrero ya gastado.

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