Esta estación de caídas,
de pequeñas muertes doradas,
de frutos suicidas
alentados por los vientos,
tiene voz de piano
gimiendo sonata azul.
El árbol se entrega,
desnudándose a los fríos,
y la abeja exhausta agoniza.
La ciudad madruga,
cabizbaja y ausente,
pintando en los charcos
retratos transeúntes
de peatones agrisados.
Es estación de andenes,
de despedidas cotidianas,
de vagón de ausencia.
Y tú te enrocas
en la búsqueda de sombras,
tejiendo malestares
con hebras de palabra.
Es otoño
y la vida pesa.
sábado, 26 de octubre de 2013
Sonata de otoño.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
SIN VERSOS EN LAS YEMAS
Se marchitaron los brotes de versos en las yemas de estos sarmientos, gélidos de la nevada, y el racimo es promesa por incumplir. No abu...
-
Vestido de túnica de lluvia terca y constante, hago visitas programadas de protocolos de delirio. Sociedad, social, sociable, soci...
-
Yermo en palabras, catastrófico en versos, me derramo por los días en vertido silencioso y ajeno casi a esta atmósfera que improviso de ...
-
Sujétame un momento la vida que te construya un poema sin mucho cimiento, desmontable a tu antojo, de campaña, que te resguarde y te aco...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.