sábado, 31 de agosto de 2013

URBANO

Cantar de gatos,
llanto de niño.
La noche esconde
pañuelos húmedos
de luz marchita.
Caen palabras muertas
de los árboles más mudos
y las aceras descarrilan
arrollando a los semáforos.
Duermen las palomas mutiladas
en los portales ciegos.
Quizá haya filos
de navaja inquieta
tras las esquinas más romas.
Procesiones
de narices blanqueadas
saliendo de parroquias
de alcohol de saldo.
Es la ciudad,
el avispero. 

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