No es hora,
porque no es año,
para andar cazando libélulas
en los jardines de la mente.
No es hora,
ni la estación acompaña,
para buscar los ocres
en los hayedos fortuitos.
No es hora para el trémulo gesto
si no llegó la hora
de enjugados pañuelos
con aroma de crisantemo.
Todo llega,
o quizá nunca,
pero no es hora
mientras haya piel
y no pergamino.
martes, 30 de julio de 2013
No es hora
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