Ahora sé de la partícula
que nos forja en masa necia,
el principio de la esencia
del guión de la película.
Pero seguimos aquí,
conectados y enemigos,
seguros de ser ombligo,
del Universo el confín.
Somos sólo mezcla pura
de metales y elementos.
La quijada del jumento
de Caín y su locura
es de la misma pasta
que la mano más amiga,
lo que atesora la hormiga,
lo que la cigarra gasta.
Hay quién dice que eso es Dios,
el bosón acelerado,
por mantener el negociado
de gestores de temor.
Surgimos del estallido
y a cada poco estallamos,
las miserias salpicamos
y nos engulle el olvido.
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