Amargas son las risas
en el Madrid que visito.
Un navideño Madrid
empastado de viandantes
que consumen migajas
en multiplicados puestos
de ilusión de saldo.
Un Madrid de metro matinal,
somnoliento de miradas perdidas
entretejiendo planes
para el nuevo día posible,
ensoñando azares
que arrasen la pena,
la tranquila y lenta pena
que invade los túneles
de fluorescente parpadeo.
Madrid de caña contada
y décimo compartido.
Madrid del centro,
sumidero de patria
en remolino
que busca luces
tras las cortinas negras
de este apagón en recaída.
en el Madrid que visito.
Un navideño Madrid
empastado de viandantes
que consumen migajas
en multiplicados puestos
de ilusión de saldo.
Un Madrid de metro matinal,
somnoliento de miradas perdidas
entretejiendo planes
para el nuevo día posible,
ensoñando azares
que arrasen la pena,
la tranquila y lenta pena
que invade los túneles
de fluorescente parpadeo.
Madrid de caña contada
y décimo compartido.
Madrid del centro,
sumidero de patria
en remolino
que busca luces
tras las cortinas negras
de este apagón en recaída.
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