Lo reconozco,
sé bien que arrebatabas
los pliegues de mi alma
nublándome los ojos.
Lo reconozco,
que ansiaba tu llamada,
tu voz desquebrajada
sembrándome de enojos.
Lo reconozco,
caí preso en tus redes
de hieles y de mieles,
de perfume de hinojo.
Pero ya no,
ya solté las amarras,
navego a vela suelta
porque ya estoy de vuelta
de burdas artimañas.
Pero ya no,
que tengo nueva brisa
que empuja mi esperanza
hacia la lontananza
sin rumbos y sin prisas.
Lo reconozco,
que perdí los papeles
con tus ausencias crueles,
tus sombras y tus gozos.
Lo reconozco,
que me tuviste atado
a tu infierno programado,
a tu capricho y antojo.
Lo reconozco,
creí que era posible
soñar lo inasumible,
aún volviéndome loco.
Pero ya no....
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