Es el ritmo de las esferas
el que marca el paso
del hombre errante,
extraviado animal
en las veredas
de mitos y credos.
Busca dioses
tras las nubes,
rebelándose soberbio
mas crédulo al engaño.
Y es que duele la razón,
la realidad tangible,
no habiendo cura
para el pánico a ser átomo,
célula mínima,
frágil y perecedera.
Demasiados datos,
desordenados en avalancha
para un cráneo de simio.
Yo pienso que todos somos credulos
ResponderEliminarante el engaño.Yo misma me siento
mas que credula