No encuentro,
en lo buscado,
el revés de los anhelos.
Hay abismos
en los cajones
revueltos,
entre los calcetines
censados,
por donde se precipita,
suicida,
en caída libre,
el afán de vida.
El arcón me mira,
sonriendo de reojo
mi torpeza.
Para qué buscar
cuando se está extraviado,
desorientado
en los andenes
de un mes lluvioso.
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