viernes, 29 de agosto de 2008

ASÍ LO VEO

Sordos,
en letargo,
hibernando entre páginas
de sagrados libros,
o congelados
en mármol de templo,
quedaron los Dioses.
La razón se expatria
de lo humano
y la ciencia
busca lunas
más allá
de lo poblado.
Los héroes,
más que fracasados,
peregrinan oscuras barras
de sórdidos bares.
Dimiten los ángeles,
reclamando pensión
a las alturas,
empeñando las alas
a cambio de la dósis
de éxtasis celeste,
sucedáneo de glorias
que nunca fueron.
Hasta las rosas huyen
de los jardines,
hoy
invadidos de gris.
Los pianos,
en desconcierto,
se amputan teclas
y pedales,
inmolándose
a vertedero abierto.
Y yo soy
sin saber ser
lo que soy.
Siendo
como sin querer,
asistiendo,
viendo,
doliendo.
Y sin mirar
veo
y me ciego,
mas veo.

martes, 26 de agosto de 2008

HAY INFANCIAS

Qué contarte de entonces,
cuando las cerraduras
inmisericordes
cantaban de madrugada
arias de pánico.
Qué decirte del miedo
y la rabia impotente
de inerme testigo,
amordazado
de confusiones.
Cómo explicarte el odio,
el anhelo de orfandad,
de lo normal,
lo no anómalo
como sueño.
Mejor no hablar
del gris,
el gris perpetuo,
impregnado
e indeleble,
de sabor acre
regurgitado a veces
por la memoria.
Quizá por eso
veas en mí
lo pardo,
 a veces.
Quizá quede la mancha,
o el hedor rancio
de vuelos frustrados.
No sepas tú
de esos dolores
y ríe,
que tengo azules
para que heredes,
y festivales de rosas,
y cantos
tras mi ceño
en falla tectónica
de mil terremotos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

CANTA

Muéstrame la ausencia

de tus dientes de leche,

perecederos,

caídos y atesorados

como medallas

al mérito del crecer.

Sonríe en la mella

abriéndome las ternuras

que suelo encerrar

en bolsillos interiores.

Colúmpiate

en mis pesares,

mécete

en mis enojos

nunca eternos

y canta.

Tararea la canción

inaudita,

inédita

e indómita

y duerme tu voz

en mis brazos.

Alboréame

en la tarde

espantando mis espectros,

los que vuelven,

los que están,

disuélvelos

amaneciéndolos,

matándolos de Alba.

lunes, 11 de agosto de 2008

ONCE DE AGOSTO

Un año más,
otro grado en la escala.
Otro tomo biográfico
en la estantería,
haciendo colección
junto a lomos sobados,
las baldas yá combadas.
Volúmenes de anuario
que consultar
si procede hurgar,
evocar,
añorar
o tachar.
Cuarenta y tres agostos,
color de pergamino,
a las cervicales
y a las pupilas,
y al acerbo,
al tesoro
de lo vivido,
de lo sabido,
de lo ignorado,
de lo errado
y lo atinado.
Lo gozado,
lo sufrido,
al fin y al cabo
lo transitado.
Hay agasajo ritual,
y material,
y beso y roce,
y niña en mejilla
temblorosa
de superviviente
vocacional.
 
 
 

SIN VERSOS EN LAS YEMAS

Se marchitaron los brotes  de versos en las yemas de estos sarmientos,  gélidos de la nevada,  y el racimo es promesa por incumplir.  No abu...