Debo salir a la lluvia que no quiero,
mi impermeable es de musgo perpetuo.
La esponja de mi corteza pesa demasiado
con tan frecuente aguacero carcelero de soles.
Mi canalón está atorado de nostalgias,
no desagua todo lo precipitado
y mi tejado de veranos de arcilla,
plagado de goteras de memoria,
no tiene recambio de actitudes.
Habrá que empaparse de lunes,
lunes de puentes dinamitados,
y buscar toallas tras el trayecto
para enjugar lo inevitable.
lunes, 30 de abril de 2007
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